Dedicado a Adrián por su cumpleaños y porque me enseñó la belleza de este audiovisual.
Los pasos se agolpan bajo pequeños zapatos
mientras vemos tenderse llamas en la lejanía
con las turbinas de nuestras pupilas excitadas
peleando por vivir más lento y mirar más deprisa.
Ese es el camino, pensamos.
Damos una calada y viajamos por columnas de humo
como si fueran túneles infinitos y veloces y los roces
y los colores y el ruido se distorsionan y las caras
se rompen como los labios al comernos la boca...
Esa es la manera, vivimos.
Para bien ahora estamos varados en la dulzura
o para mal en la eternidad de momentos nonatos
o en la verdad de tantas caricias dadas
como las que hemos dejado de dar; y besos...
Esa es la añoranza, sufrimos.
Doy sorbos al perfume de tus excesos y a las copas
medio vacías o ya totalmente secas de los árboles
en vilo de nuestras propias vidas ya totalmente secas
en esta adolescente senectud que pelea con el tiempo.
Ese es el dolor; esperamos
cada vez más solitarios y ancianos cada vez
un día menos y un paso más cada vez tu
en la esquina de la luna apoyada silbando recuerdos
cada vez más espesos y lejanos y cada vez más...
Hace ya más de mil años que no estoy aquí
ya más de mil años.
Los pasos se agolpan bajo pequeños zapatos
mientras vemos tenderse llamas en la lejanía
con las turbinas de nuestras pupilas excitadas
peleando por vivir más lento y mirar más deprisa.
Ese es el camino, pensamos.
Damos una calada y viajamos por columnas de humo
como si fueran túneles infinitos y veloces y los roces
y los colores y el ruido se distorsionan y las caras
se rompen como los labios al comernos la boca...
Esa es la manera, vivimos.
Para bien ahora estamos varados en la dulzura
o para mal en la eternidad de momentos nonatos
o en la verdad de tantas caricias dadas
como las que hemos dejado de dar; y besos...
Esa es la añoranza, sufrimos.
Doy sorbos al perfume de tus excesos y a las copas
medio vacías o ya totalmente secas de los árboles
en vilo de nuestras propias vidas ya totalmente secas
en esta adolescente senectud que pelea con el tiempo.
Ese es el dolor; esperamos
cada vez más solitarios y ancianos cada vez
un día menos y un paso más cada vez tu
en la esquina de la luna apoyada silbando recuerdos
cada vez más espesos y lejanos y cada vez más...
Hace ya más de mil años que no estoy aquí
ya más de mil años.
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