martes 15 de noviembre de 2011
Tengo miedo... al fascismo
Sólo existe una explicación posible para que el Partido Popular arrolle en las próximas elecciones: tenemos miedo, miedo a que los envites financieros y los pocos ahorros, posesiones y escaso estatus económico que teníamos, se desmoronen definitivamente. La supuesta seguridad del PP en lo económico no viene dada porque haya dado ningún paso adecuado precisamente en la gestión de esas situaciones, sino porque los precedentes pasos del PSOE han sido poco productivos, muy erráticos y nada convincentes. Pero son dos caras de la misma moneda.
Por otro lado, esos pasos han socavado toda soberanía existente en el propio Estado español, incapaz de actuar por sí mismo o fuera de los mandatos que marcan los mercados o los convencionalismos internacionales. De modo que los cambios de gobierno, en esta Europa que se creía democrática, se suceden por imperativo categórico de otros poderes que no podemos controlar, ni valorar, ni a los que podemos pedir explicaciones, ni votar, y cuya fuerza, sin saber muy bien de dónde emana, parece imposible de controlar. ¿Si la soberanía está en Bruselas o en el FMI por qué no votamos a sus responsables?
Yo, amigos y amigas, tengo miedo, pero es un miedo diferente que el que se siente ante la posibilidad de la pérdida de "lo poco que tenemos", es un miedo directamente relacionado con la posibilidad de perder "lo poco que hemos conseguido".
Me parece más importante, sobre todo en estos momentos, el ser, que el tener, el mantener derechos, que el mantener capacidad de compra, determinadas seguridad y libertad civiles y sociales, que las fluctuaciones del euro. Por eso no votaré al PP, por eso no me convence la salida no planeada de la crisis por parte del PSOE. No votaré al PSOE. Por eso no creo que el problema radique en suprimir Diputaciones, que no estaría mal, ni en cerrar quirófanos... No se trata de eso, porque estas elecciones, cuando los gobiernos de la Europa del Sur de la que formamos parte caen sin intervención, ni opinión del pueblo, me parecen una pantomima, una escenificación de cambio, un teatrillo, que está al servicio de variar la imagen que algunos supra-poderes tienen de nosotros, de nuestra economía. ¿La prima de riesgo sigue subiendo no es verdad? ¿Habrá cambio de gobierno no es cierto? ¿Ya hicimos constitucional la prohibición del déficit no? No, no es eso.
Corremos el peligro de que esta crisis, además de arruinarnos económicamente y maltratarnos laboral y socialmente, nos haga perder la confianza en la democracia, de ver la utilidad y legitimidad de estos sistemas completamente desacreditadas. Y eso me da miedo.
La emergencia y necesidad nacionales y los virajes de timón impuestos por esos supra-poderes que desconocemos, nos legan a una situación peligrosamente parecida al fascismo. Además, la mayoría de la gente parece preferir esta vía provocada por virajes que se dan políticamente, por ese mismo miedo a perder lo poco que hemos conservado, que interesarse por las diferentes formas de actuar que existen, y las otras posibles alternativas a la salida de la crisis que no estaría fuera de lugar poner sobre la mesa, y mucho más interesada en aquello que en la respuesta cívica desde la calle. Cree la gente que cambiar al PP les devolverá el empleo, a pesar de aquello que quite o venda o por lo que cobre cuando llegue al poder. Pues vale.
Yo, queridos amigos y amigas, tengo miedo porque no se quién diablos defiende el bienestar de los que estamos pagando la crisis, quién defiende nuestros derechos, no conozco quién está por encima de nosotros y elige por nosotros, no tengo mecanismos de control u opinión sobre las decisiones que nos hacen tomar...
Tengo miedo de perder mi estatus de ciudadano, como ya perdí el estatus de cliente para los mercados.
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