sábado, 24 de marzo de 2012

¡Votad, votad malditos! (motivos y desmotivos para no votar al PP)




Una de esas muestras de cariño a la que nos tiene acostumbrados la derecha española (incluída la catalana por cierto)

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Javier Arenas se explica en la SER


¡Vienen a por nosotros! Y nosotros somos todos. Cualquiera que me conozca sabe que soy simpatizante de izquierdas desde muy pequeño: las ¿malas? lenguas dicen que mis primeros balbuceos no fueron ma-má o ta-tá, sino Trots-ky, y el que me conozca algo más,sabe que milito y soy concejal de Izquierda Unida en mi querido pueblo, Castilleja de Guzmán, desde hace cinco años. Al que no me conozca ya se lo digo yo: soy de izquierdas.

Allí, en el pueblo, mis amigos y amigas saben incluso que hasta soy del Betis (lo que me faltaba: socio fundador número 13 de la Peña Bética de Guzmán, para más INRI). Por todo esto, aquellos conocidos míos menos vinculados con la política o de corte más conservador (los tengo, claro que los tengo, y muy buenos además), pueden pensar al leer este post "Ea, ya está 'el Tasio' pidiendo el voto para IU". Pero esta vez no tienen razón, o bueno, sí la tienen, pero de forma indirecta.

Porque tal y como hicimos en las últimas elecciones locales tanto en Castilleja de Guzmán como en Córdoba capital (con desigual resultado), escribo esta reflexión como en aquellas intentamos explicar nuestros programas: desde el sentido común; desde un vívido sentimiento de pertenencia a una sociedad determinada; y desde una conciencia de ciudadano que debería estar absolutamente arraigada en nuestro devenir diario como colectivo, y así no sería patrimonio exclusivo de la izquierda: hablo como persona de progreso en la Andalucía de principios del siglo XXI, como un andaluz de hoy día y de izquierdas.

Hablando así, con esas mismas premisas, en ese pueblito, de 3.000 habitantes y con 1.000 viviendas valoradas en un mínimo de 200.000 euros, IU consiguió el pasado mayo cerca de un 25% de los votos (el ejemplo del precio inmobiliario lo doy para situar el espectro socioeconómico, de clase media alta, en el que se mueve el 90% de la población de este pueblo del Aljarafe sevillano, aunque algunos, unos 250 habitantes, somos parte de la reducida población autóctona). Tampoco hubo nunca en Guzmán, hasta 2007, ninguna Asamblea de Izquierda Unida, ni antes del Partido Comunista, ni ningún concejal de izquierdas en toda la democracia.

Digo esto para justificar ese punto de vista lógico, seudo-ecuánime y como ciudadano, desde el que pido el voto para Izquierda Unida o, en su defecto, y movido por motivos o verdaderas desmotivaciones, en ningún caso, al Partido Popular. Pero votad, votad porque en la abstención está la diferencia entre su victoria y el avasallamiento de esta sociedad. Y no votéis al PP por los siguientes motivos-desmotivaciones:

1.Lo que se está produciendo en España en los últimos 20 años es un trasvase sin precedentes y descarado de capital que va desde nuestros bolsillos a los bolsillos de los más poderosos (lo público son nuestros bolsillos, la seguridad de que alguien, el Estado, revierta servicios gratuitos, universales y de calidad de cara a los ciudadanos/as: educación, sanidad, servicios sociales... pero también seguridad, transportes, energía, etc.).

La descapitalización de lo público va en un sentido y con una intensidad inversamente proporcional a como ese capital se va destinando, directa o indirectamente, a hacer negocios, engrosar cuentas particulares o rebajar fiscalmente a grandes empresas y patrimonios. Los autónomos, las pequeñas y medianas empresas, son, junto a los trabajadores, los otros grandes desfavorecidos por las políticas neoliberales de los últimos 20 años.

El último gobierno del PP es también la última estación en esta escalada ultra-tacherista en la que Europa occidental lleva inmersa desde hace dos décadas. No votéis al PP, porque van a por nosotros: nosotros somos todos (repito), el Estado y la forma en que él puede redistribuir las riquezas y los recursos, que de otra forma se acumulan de manera obscena, en tan sólo unas cuántas manos. ¡Votad, votad malditos! pero no votéis al PP.

2.Donde gobierna el PP la sociedad civil se desactiva y es sustituida por una sociedad servil. el PP no cree en una sociedad activa, y una sociedad activa, también somos todos. El ejemplo, como muy bien dijo Carlos Martínez, expresidente de ATTAC y profesor de la Universidad de Granada, en un acto celebrado la semana pasada en Gelves (Sevilla), el ejemplo, decía, es Valencia (él es valenciano): con una nefasta gestión y llenos hasta el cuello de casos opacos sobre la misma, el PP sigue ganando elecciones porque ha socializado la corrupción, ha creado un sistema clientelista en el que reparte pésimos beneficios a una ciudadanía aletargada y malacostumbrada: si lo mío no va mal, este que haga lo que quiera.

Ese sistema se impone en Madrid, los casos de Castellón, Alicante o Palma de Mallorca son descriptivos, la derecha catalana empieza a hacer y a deshacer a su gusto y tristemente también es una realidad en muchos pueblos del interior de Galicia o Castilla y León: esta socialización de la corrupción es el molde del PP para desactivarnos, para callarnos... por eso, ¡votad, votad malditos! pero no votéis al PP

3. El PP no cree en lo social; y lo social también somos todos. Cobrar, hacer caja o vender los sistemas de protección social también es una manera de trasladar dinero, poder adquisitivo, bienestar, desde nuestros bolsillos a los bolsillos de los que más tienen, porque los que más tienen no necesitan políticas sociales, porque ya disponen de seguros privados y públicos, de escuelas concertadas, privadas y públicas, y de universidades de pago, becadas y públicas... el resto, nosotros, sólo disponemos de las posibilidades públicas que ofrece el sistema: es la política de la dignidad y la solidaridad, y no del miserable dinero, del avaro mercado. Vendiendo esos sistemas, cobrando por ellos o dejándolos de universalizar, nosotros, todos, perdemos esas oportunidades, esos derechos, mientras el resto, los más poderosos esta vez, las mantienen intactas. Así que ¡Votad, votad malditos! pero no votéis al PP.

4. El PP no es ejemplo de buena gestión. Existe un mantra, una frase de inacabable redundancia que repiten desde el Partido Popular, desde sus medios de comunicación, sus acólitos en cada pueblo: "El PP gestiona mejor la economía y crea más empleo". Es falso, no gestiona mejor y como ejemplo Madrid, cuya deuda municipal asciende a 1.035 millones de euros, más que las de Sevilla, Córdoba y Granada juntas... o en esa misma comunidad, en la que pese a los recortes millonarios en educación o sanidad ha seguido creciendo el déficit en 2011: por encima del 14%.

La Comunidad Valenciana o los Ayuntamientos de Málaga, Granada o Alicante son también algunos de los ejemplos en los que la deuda municipal por habitante destroza todos los báremos medios de endeudamiento de las grandes ciudades de España. Así que ¡Votad, votad malditos! pero no votéis al PP.

5. El PP nunca ha creído en Andalucía. La derecha no cree en la solidaridad territorial y en la justicia social extendida. Han sido continuas las alusiones a nuestra comunidad, nuestra historia y a nosotros mismos como ciudadanos, en los que responsables del PP han menospreciado nuestros valores, patrimonio y esfuerzo, en los que nos tratan como Comunidad de segunda, sin derecho a creer y crear un futuro mejor y, sobre todo diferente: nuestro hecho diferencial hoy en día, más que la historia, las tradiciones, nuestra música o dialectos, es que somos la última frontera, la última gran administración de todo el Estado, con un sistema de políticas sociales asentado y viable.

Esa tercera vía existe, no es nueva, funcionó, aunque imperfecta, hasta hace tres años, y lo importante es no desmantelarla para que sea imposible de volver a poner en pie, que es lo que quiere la derecha neoliberal en toda Europa (y ha conseguido).

Lo importante en este caso es resistir: Andalucía, por historia, extensión y población, es similar a muchos países de Europa, mayor y más antiguos que otros, y si esa tercera vía funciona y resiste entre nosotros, puede ser una luz para el resto de Europa, como reza nuestro himno, "de España y la Humanidad".

Por eso ¡votad, votad malditos!, ante todo votad: la abstención puede conseguir esa mayoría absoluta pronosticada de una forma mucho más fácil. Y no votéis al PP, no le deis más poder del que ya tiene; si os resulta difícil tragar con el voto al PSOE, porque ha actuado como una camarilla más que como un partido en muchos de los pueblos andaluces, y como una derecha blanda más que socialdemócrata en el gobierno del Estado, ahí tenéis a Izquierda Unida: 4 diputados andaluces, en Málaga, Córdoba, Jaén y Almería, están en la cuerda floja y pueden decantarse entre el PP o IU según los restos electorales: ahí está la mayoría absoluta.

Ponednos a prueba, dejadnos demostrarle a este occidente, ya vendido a precio de saldo, que existe otra posibilidad, que hay una alternativa para salir de la crisis de forma social, digna y solidaria.


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