miércoles, 8 de agosto de 2012

Asalto al tren del Mercadona: entrevista sin desperdicio de ABC radio a Sánchez Gordillo

Impresionante la saña con que muchos comentaristas "cristofascistas" se emplean contra @SanchezGordillo cuando ni abrieron sus bien pagados picos de oro ante los desmanes de Bankias, Gürtels, Urdangarínes y demás ejemplos de estafa... Este país sigue siendo lo que era.

Miren esta muestra de periodismo, una muy ejemplificante reprimenda moral del periodista al diputado. 

viernes, 3 de agosto de 2012

Me he convertido en caverna



Me he convertido en un ser cuévano. En un ser invernario. Son los efectos de la búsqueda; son los efectos de la nocturnidad de algunos sentimientos; son los efectos de los aullidos impropios de la esperanza. Me he convertido en un ser cavernario que aún a plena luz del día, en pleno fragor callejero, observa sigilosamente ese trasiego ajeno y extraño.

Acaben conmigo. Soy un ser que habla con las cajeras de los supermercados, vestidas con esos uniformes vulgares y sucios y con el rostro preñado de un cansancio que no se va lavándote la cara. Con los viejos sentados que esperan el bus o la muerte, o mejor, una simple llamada de algún hijo pendejo. Con algún trastornado también he hablado, cada día en el trabajo durante estos últimos 10 años, pero me refiero ahora, que son bastante más raros de encontrar, pues también los he frecuentado.

Ya ven. Apártenme que soy un animal de las calles que observa desde su mentidero oscuro y personal;
que sabe que a pesar de todo ese dolor contenido una palabra amable les cambia el rostro, el día, el alma; que sabe que la rabia tiene escape de muchas formas posibles. Por eso a la chica cansada, a la persona mayor, al trastornado o al borracho, le cruzo la palabra y le miro a los ojos. Hoy todos somos uno.

El barrio ha cambiado. La ropa: es evidente las mil veces que ha tenido que ser lavada en estos tres años. Los bares: cómo abren, y cierran al poco, por estar sus vitrinas llenas día y noche, con el género pasándose poco a poco. Los hombres, que van y vienen, con la barba cada vez más descuidada: se mueven, continuamente, para no caer. 

Las cafeterías, con desayunos más chicos; menos gente en hora punta; los kioskos, con la mitad de prensa, montones de ella esperando a ver la basura. Los ojos, apagándose. Menos negros, menos latinos, menos color... Las calles están grises y el sol sólo desvela ese viscoso color impregnándolo todo, desde fuera hacia dentro, como si fuera una gran mancha de tinta densa deslizándose desde el cielo de nuestras esperanzas hasta el suelo de nuestros corazones hechos trizas. 

Por eso te conviertes en lobo estepario; poco a poco, deslizándote por las colinas de un mundo lleno de vidas destrozadas, intentando librar pequeñas pero trascendentales batallas; tratando de mantenerte firme a pesar de la extrema soledad y de que la línea del horizonte se desdibuje cada vez que te acercas a ella; tratando de mantenerte a flote en este tremendo lodazal de invierno en el que se ha convertido todo.