miércoles, 30 de septiembre de 2009


Los pasos perdidos 2. Dublin Nights


Lo cierto es que todo se para a veces en un lugar, con unas personas, y los días con sus horas parecen lerdas y adormecidas. ¿Para qué se han de mover? Las luces de coches, pubs y comercios brillan sobre el suelo húmedo. El viento del atlántico norte te entra mucho más profundo que los pulmones. Hiere tus ojos. Estamos de nuevo buscando, dando los pasos necesarios para buscar, se trata de buscar y es acerca de que el tiempo no pase buscando, porque buscando no se piensa. Poca ropa para este viento, pero luego el viento se para, y entra el calor del pub, se suben los colores, se bota, se baila, se habla, se grita, se habla gritando.
Tenemos que andar la ciudad. Andar la ciuad es lo suyo.
Las solteras alquilan coches de bomberos para celebrar su despedida. ¿Despedida de qué? Así que esa noche vemos a lo que suponemos muchas solteras, bailando lo que suponemos música, a bordo de lo que suponemos un coche de bomberos. También ellas están buscando, quizás para no pensar, lo que suponemos que sea algo.
Es curioso el bullicio de esta gente sureña del norte. Quizás por eso me gusten tanto.
Josek y yo mascullamos Cindy, de Ola Podrida, lo que de seguro es una gran canción. MÚSICA sin suposiciones. Y pensamos en el conductor y echamos un trago y me enciendo un cigarro que el viento me devuelve y pensamos de nuevo en el condutor de esos coches de bomberos, porque la vida está parada y ni puta falta que hace que avance.
Siempre decimos "Iyo, nos vemos, ya te llamo", pero nunca nos vemos luego porque nunca llamamos más tarde. Siempre bebemos con personas a las que conocemos allí mismo, en el pub, pero nunca bebemos con conocidos porque en realidad no las conocemos de nada. Así que esa noche sufrimos un arrebato de coherencia antropológica y decidimos no llamar a Gerard, nuestro amigo-más grande-del alma de hace tan sólo unas horas, porque lo cierto es que su apellido, que era O´Donnel u O' Algo... O´o Algo... U O´...algo, no consigue venírsenos a la cabeza. En fin, que no lo llamamos y consecuentemente no lo veremos. Nos quedaremos escuchando en directo a la vida al arribo de buenas y viejas canciones de siempre.

La vida, comenzando cada vez que cruzas la puerta de casa, y la luna mirándolo todo, desde ahí arriba, sabia y callada, porque ni puta la falta que le hace hablar a la luna. Está bien y justa, cerca de todo y de nada, bella y redonda, en el cielo de Irlanda esta vez. La vida y la luna, good vibrations for tonite.

martes, 29 de septiembre de 2009

(E)Lecciones alemanas

Público - 29.09.09

El domingo pasó su examen de reválida la gran coalición de socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU/CSU), encabezada por Angela Merkel. Todos los análisis daban por seguro que esta hija de un pastor protestante procedente de la antigua Alemania Oriental seguiría como canciller. La única duda era si renovaría el compromiso de los últimos cuatro años con el SPD de Frank-Walker Steinmeier –caracterizado por una reducción al centro que difuminó los perfiles ideológicos– o si sería posible el natural giro a la derecha con los liberales (FDP) de Guido Westerwelle. Pese a perder un puñado de votos, Merkel, con su liderazgo de baja intensidad, ha salido fortalecida como escala única para medir el poder, con la elegante vitola de estadista moderada capaz de entenderse tanto con los liberales del FDP (los grandes triunfadores, que llegarán al Gobierno con un aumento del 50% de sufragios), como con los socialdemócratas del SPD (humillados con su peor resultado: pierden un tercio de su apoyo popular) e, incluso, si hubiera hecho falta, con los verdes (satisfechos de su 10,7%: suben más del 20%). La frontera de la tolerancia se fijaba en la cooperación con La Izquierda, el partido de Oskar Lafontaine y Gregor Gysi formado por disidentes del SPD y poscomunistas de la extinta RDA. Nadie parecía dispuesto a pactar con ellos, aunque no ha habido ocasión de comprobarlo, ya que la coalición de izquierdas ha resultado matemáticamente imposible.

La Izquierda canta victoria (sumó 3,2 puntos, hasta el 11,9%), pero sus 76 escaños en el Bundestag, con los 68 verdes y los 146 socialdemócratas, suman tan sólo 290, muy por detrás de los 385 de democristianos (239) y liberales (146). Ha quedado meridianamente claro que los alemanes apuestan por la derecha para salir del túnel de la crisis. Allá ellos.
¿Cuál podría ser la lectura española? Ni el SPD es el PSOE, ni la CDU/CSU es el PP, pero las diferencias reales no son tantas. Quítense la parafernalia política: retórica, violencia verbal, juego sucio, el todo vale. Olvídense insultos y agravios acumulados durante años. Elimínense unos cuantos revanchistas, nostálgicos del franquismo, dogmáticos y otros responsables de convertir la escena política en un riña de taberna. Déjense al desnudo ideologías e intereses, despojados de radicalismos trasnochados. ¿Qué queda? Los esqueletos de un partido socialdemócrata moderado que renunció al marxismo (siguiendo, por cierto, la estela alemana) y de otro conservador no muy alejado de sus parientes europeos, como la propia CDU/CSU. O sea, una fuerza de centro-izquierda y otra de centro-derecha. Ambas han demostrado (ahí está el ejemplo del País Vasco) que sus ataduras doctrinales no son tan rígidas como vocean y que, a la hora de la verdad, su vara de medir es el pragmatismo. Sin embargo, incapaces por sí solas de gobernar, hacen equilibrios en el alambre y pagan precios desmesurados para encontrar aliados coyunturales sin plantearse jamás la opción más obvia: una gran coalición a la alemana. No está nada claro que la fórmula sea aplicable y conveniente para un sistema y un mapa político como el español, pero sorprende que esté ausente del debate. Por eso parece oportuno ver cómo ha funcionado en Alemania desde 2005.

La solidez de la alianza y la lealtad de cada socio hacia el otro han impedido que la recesión alcanzase mayor virulencia e, incluso, han permitido que Alemania empezase a salir del túnel antes que otros países. El precio ha sido el crecimiento desmesurado del trabajo precario, mal pagado y subsidiado, así como una tasa de desempleo tolerable (en torno al 8%), que pone los dientes largos a este lado de los Pirineos, pero contenida sólo coyunturalmente con una sangría de las arcas públicas. Nadie duda de que el paro seguirá creciendo al menos hasta 2011. No es de extrañar el castigo al SPD y que este haya perdido el monopolio de la justicia social a favor de La Izquierda: para mantener la unidad de acción del Gobierno, ha permitido el incremento de la pobreza y la desigualdad, el aumento aún no en vigor de la edad de jubilación hasta los 67 años (forzado por el alarmante envejecimiento de la población), el deterioro de la educación y la sanidad, y la profundización de una reforma del mercado laboral lesiva para los trabajadores, que inició, por cierto, un socialdemócrata, Gerhard Schroeder. Aun así, la gran coalición ha frenado una deriva derechista que la alianza cristianodemócrata-liberal recuperará probablemente ahora, con bajada de impuestos, moratoria sobre el cierre de las centrales nucleares, y reducción del papel del Estado como protector de parados y salvador de empresas en crisis. Siempre, eso sí, dentro de los límites de un pacto de Estado no oficial que pasa por el respeto a la economía social de mercado. Con un resultado récord, el FDP sale de una larga travesía del desierto (11 años) y regresa al poder con un perfil más derechista que cuando se convirtió en socio de referencia de los socialdemócratas. Ojalá que Westerwelle no haga añorar a otro gran líder liberal y magnífico ministro de Exteriores: Hans Dietrich Genscher.

La gran coalición alemana ha demostrado que el socio segundón tiene todas las papeletas para pagar la factura y salir escaldado. El SPD ha salido de la experiencia con la conciencia tranquila, pero fulminado políticamente. Tendrá que remover sus cimientos y no hacer ascos a ningún posible aliado (incluso el renegado Lafontaine) si quiere volver a tener la más mínima probabilidad de recuperar la cancillería. Ya antes de lo ocurrido el domingo en Alemania, y más ahora, ¿se imaginan que el PP o el PSOE se planteen siquiera el escenario teórico de una gran coalición, si el precio a pagar es que el líder del partido rival viva en La Moncloa? Yo tampoco.

Luis Matías López, Periodista

lunes, 28 de septiembre de 2009

Merkel gobernará con los liberales

La socialdemocracia sufre su mayor caída de la historia de la República Federal - El líder del FDP, Guido Westerwelle, ocupará la cartera de Exteriores

El País
J. GÓMEZ / L. BASSETS | Berlín
28/09/2009

Alemania ha optado por el cambio. Los liberales regresan al Gobierno después de 11 años de purgatorio en la oposición, una situación excepcional para un partido habituado a gobernar con socios mayores a derecha e izquierda. Los cuatro años de Gran Coalición han pasado una larga y amarga factura a los socialdemócratas, que se enfrentan a la peor situación posible, con una caída de más de 11 puntos que les deja en la oposición y abre una crisis en su liderazgo. La CDU, el partido democristiano de Angela Merkel, en cambio, apenas obtiene de dicha asociación una rozadura de menos de dos puntos. Los pequeños partidos sacan todos beneficios, en cada uno de los casos para alcanzar sus mejores resultados históricos.

Éste es el caso de los liberales, que con su 14,6% se escapan del pelotón de los partidos pequeños, donde Los Verdes les habían pisado los talones e incluso superado en algunas ocasiones, y se sitúan a sólo siete puntos del SPD, una distancia menor que la que hay en estas elecciones entre la primera y la segunda fuerza. Lo mismo sucede con La Izquierda, con su 11,9%, que consiguen el sorpasso de sus directos competidores, Los Verdes. Éstos, a su vez, con más del 10,7%, salen muy bien parados de unas elecciones en las que han hecho campaña con sordina y sin dirigentes de carisma.

El FDP trae bajo el brazo un programa de liberalización de la economía alemana y de recorte de impuestos que ha sido muy aplaudido por los medios de negocios. Pero lo hace a contra corriente, en el momento en que los Gobiernos de todo el mundo, incluidos los conservadores, adoptan políticas socialdemócratas para enfrentarse a las causas de la crisis financiera y aliviar los efectos sociales de la recesión. No es seguro que puedan aplicar en su integridad sus ideas, entre otras razones por el giro socialdemócrata de Angela Merkel, que ya destacó este domingo mismo su propósito de ser "la canciller de todos los alemanes". Destacan, en todo caso, el compromiso de los liberales respecto al alargamiento de la vida de las centrales nucleares, las reducciones de los impuestos sobre la renta, sociedades y sucesiones y el abaratamiento del despido.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Merkel/gobernara/liberales/elpepuint/20090927elpepuint_5/Tes?print=1

viernes, 25 de septiembre de 2009

Cuestiones abiertas sobre las elecciones del próximo domingo en Alemania


Las elecciones regionales en Sarre, Turingia y Sajonia dejaron en evidencia, a menos de un mes de las elecciones generales, que la CDU de Angela Merkel tiene difícil conseguir la mayoría absoluta, mientras que la izquierdista Die Linke experimentó un crecimiento sostenido.


El domingo se acabará en Alemania el aburrimiento que ha dominado la campaña electoral: es hora de votar. La reelección de la canciller Angela Merkel no corre peligro, a la sazón presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), , sus estrategas, y ella misma, han anunciado sus preferencias por consumar un pacto de gobierno con el Partido Liberal Democrático de Alemania, el FDP.


Pero en su sede, la casa Konrad-Adenauer de Berlín, la CDU tiene que barajar la ineludible posibilidad del tripartito, porque será la forma más estable de gobernar tanto a nivel federal como también en los estados federales en los que ha perdido fuelle. Ésta es la principal conclusión que hay que sacar de los comicios regionales, además del espectacular y esclarecedor ascenso de la izquierda de Die Linke.


En tres de los 16 länder tuvieron lugar elecciones regionales que confirman a grandes rasgos lo que los sondeos auguran para el 27-S: la CDU se sitúa por encima del 30 por ciento, más equis, y su principal rival, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) por debajo de los 30 puntos, menos equis.


Además a nivel regional el SPD ha dejado de ser un partido de masas y se está convirtiendo en una fuerza política que se mueve entre el 10 y 25 por ciento, algo que no es descartable a nivel estatal. A su alrededor se sitúan el FDP, los Verdes y el socialista Die Linke (La Izquierda).


Estos tres últimos son las fuerzas que según los resultados del domingo pueden decidir la composición del ejecutivo en última instancia.


El SPD tiene el dilema de que ya no puede ofrecer ninguna alternativa programática y que sólo puede actuar de forma táctica. No puede atacar a Merkel, porque más del 60% de los alemanes la quiere como jefa de Gobierno, mientras que Steinmeier llega sólo al 24%, lo cual abre mucho más la posibilidad de sorpresas inesperadas.


Entonces al SPD le queda el ataque al FDP para quitarle los votos necesarios para un bipartito esperando que la CDU vuelva a repetir la actual coalición. A su vez el partido de Steinmeier pierde credibilidad por su indefinición frente a Die Linke. En Turingia el partido socialista es la segunda fuerza con el 27% de los votos. Junto con los 15 puntos del SPD podría acabar con el ejecutivo de la CDU. Pero el SPD pretende aún poner al ministropresidente.


La CDU sigue el camino del SPD pero a un ritmo más lento: hace diez años reunía el 58% de los votos en Sajonia, ahora son sólo 41 puntos. En el País de Sarre y en Turingia, los democristianos perdieron el 13 y el 12 por ciento, quedándose en 35 y en 31 puntos, respectivamente.


La CDU intentará formar una coalición con los socialdemócratas o un tripartito con el FDP y los Verdes. Estos últimos están en la muy cómoda situación de que pueden venderse al mejor postor. No les resultará difícil porque los ecologistas ya no disponen de ningún principio político que les podría obstaculizar la colaboración con la derecha desde que los pacifistas dejaron de serlo al llevar a Alemania a la guerra en Yugoslavia y Afganistán.


En el País de Sarre decidirán si la CDU continuará gobernando pero con la ayuda del FDP y la de ellos o si entregan el bastón de mando al SPD y al Linke.


En Saarbrücken los socialistas de Die Linke protagonizaron un insólito avance de 18 puntos, situándose en el 21% y a sólo cuatro puntos-o dos escaños- del SPD. El éxito se debe exclusivamente a la popularidad de su candidato Oskar Lafontaine y a la idiosincrasia del País de Sarre.


En Renania Die Linke se quedó en cuatro puntos y los buenos resultados en los dos estados del Este alemán son fruto de su arraigo que data de los tiempos cuando su partido antecesor era mayoritario en la República Democrática Alemana (RDA, 1949-90).


A nivel nacional Die Linke se mueve al rededor del 11%. Puede aprovecharse de la debilidad e indefinición del SPD por un lado y por el otro de su capacidad de absorber a grupos a su izquierda para integrarlos en el actual sistema político y económico.


Un domingo apasionante electoralmente, aunque el partido se juegue en centroeuropa.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Tres cuestiones necesarias para revisar esta crisis

Se acaba la crisis. Surgen los brotes, el sistema no se hunde y si nos portamos bien, sobre todo los trabajadores y trabajadoras y pequeños empresarios, quizás reflote más rápidamente 'nuestro' sistema económico. La crisis está en crisis. Curioso ¿no? Puede que concluya incluso antes de lo que esperábamos.

Eso es lo que sabemos, porque eso es lo que nos llega, y es eso lo que reconocemos. Si acudimos a nuestra fuente básica de información y de relación con esa parte de la realidad 'macroeconómica' (los medios de comunicación), parece no haber duda.

Pero, ironías aparte, la terca realidad reside en que no existe una verdadera ni profunda revisión de las causas y consecuencias de esta crisis, ni en los propios medios de comunicación, al menos en los mayoritarios, ni en círculos políticos que no sean alternativos: se habla de las repercusiones, dramáticas, pero más o menos tangenciales, que está provocando esta crisis; se habla de sus efectos, de sus estragos sociales; de lo que hacen unos y otros gobiernos por intentar atajarla; de lo inmensa y desconocida que es…

Desde el punto de vista de la comunicación asistimos a un seguimiento mediático que dramatiza sobre la crisis, pero no profundiza en absoluto sobre sus causas.

Por otro lado, la mayor parte de las lecturas políticas que aparecen sobre la crisis también pecan de excesivo desinterés por ahondar en la cuestión, cuando no de una manifiesta superficialidad: las proclamas sustituyen al análisis; si se dan éstos, se abarcan desde un punto de vista exógeno; las reducciones abundan, incluso se peca del electoralismo más clásico y se hace hueco en la agenda la visión corta, oportunista, dudosamente oportuna a veces.

Y cabría preguntarse ¿Es esta crisis tan sólo el fruto de un desfase financiero? ¿Se puede considerar suficientemente importante el papel de sectores determinados, como el inmobiliario, para justificar el colapso? ¿No estaremos obviando otras causas, pasando por alto la verdadera dimensión de la situación económica? Y sobre todo, ¿qué intereses existen para que esas causas, posiblemente más reales aunque más difíciles de abordar, no se estén analizando en profundidad?

Si banalizamos en el mismo sentido en que otros utilizan esta crisis ¿cómo se puede pedir el abaratamiento de las condiciones del despido, acaso antes hemos pedido participar de los beneficios empresariales? No juguemos pues.

No hay enmiendas que justifiquen tanto artificio. No hay excusas para dejar de tratar esta situación de una forma tan frugal. De acuerdo: la crisis es de dimensiones desconocidas, pero también son inusuales las posibilidades de actuación que tienen los gobiernos de hoy en día, el desarrollo económico y social de nuestras sociedades y la responsabilidad y posibilidades de actuación de nuestros gobiernos. El único límite es la impericia o la falta de ambición.

Ahondemos un poco en la necesaria revisión de la crisis tal y como quizás deberíamos estar analizándola.

James O´Connor, profesor de la Universidad de California y editor de la prestigiosa publicación 'Capitalism, nature, socialism', ya en el año 1998, en su artículo ¿Es posible el Caipitalismo sostenible?, profetizaba algunas de las claves sobre la crisis que actualmente sufrimos. No era el único: “una cosa es evidente, si el capitalismo no es sostenible en términos de regulaciones macroeconómicas internacionales, habrá una crisis global, una deflacción general de los valores del capital y una depresión...ante esa eventualidad nadie sabe cómo reaccionarán el capital individual, los gobiernos o las agencias internacionales”. Justo eso está ocurriendo. Dejemos pues en el aire la primera cuestión: si es o no es este capitalismo sostenible.

Iba más allá. Daba por sentado que “la primera contradicción del capitalismo,…interna, y de la acumulación capitalista, es que está cargado de episodios de crisis y es dependiente de la crisis”, y que cuando el capitalismo está en crisis (nunca del todo y nunca de manera integral), la mejor solución “para el capital en su conjunto, no para la sociedad, ni siquiera para la naturaleza, lo cual supondría una lógica de reciprocidad ajena a la lógica capitalista, “consiste en reestructurar las condiciones de producción de manera que incrementen su productividad”.

Por ejemplo, ‘re-estructurando’ el diálogo social, re-escribiendo los acuerdos sociales, pero también modificando otras ‘condiciones de producción’. En términos puramente economicistas, “durante el periodo más temprano del desarrollo del capitalismo existía suficiente fuerza de trabajo precapitalista, riqueza natural inexplotada y espacio” suficiente. Pero, si no existen las mismas o suficientes condiciones ¿a qué recurrirá el capitalismo en esta ocasión para salir de la crisis? Dejemos en el aire esta pregunta (ya van dos).

Por su parte, en un artículo publicado en el número 36 de la Revista Ecología Política, Joan Martínez Alier, catedrático de Economía e Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona, analizaba una de las grandes contradicciones (imposturas) en las que se sustenta el entramado económico de las sociedades occidentales: “el sistema económico industrial, el crecimiento de la producción y el crecimiento del consumo, implican a la vez el crecimiento de la extracción de materia prima y la destrucción final de los combustibles fósiles”; añade, “la energía se disipa, no puede ser reciclada...y la contabilidad económica es por tanto falsa porque confunde el agotamiento de recursos y el aumento de entropía con la creación de riqueza”.

O sea, ¿puede que en realidad estemos agotando la riqueza, no creándola, aunque nos parezca lo contrario?: exacto, creamos tan sólo valor, no necesariamente riqueza. Y puede ser ese precisamente el pilar de la revisión profunda que debería atenderse si realmente se quiere profundizar sobre esta crisis. Quizás no se trate de reformar estructuralmente un modelo productivo, quizás se trate de realizar cambios profundos en el adn mismo de nuestro sistema económico.

Muy posiblemente, esta crisis sea acerca de un colapso de corte malthusiano en la que recursos y materias primas se agotan, se extinguen las vías de expansión económica que conocíamos, basadas fundamentalmente en un consumo las más de las veces injustificado y 'sobrevalorado', y se modifica sustancial, e irrevocablemente, nuestra relación con el medio natural.

Pues bien, volvamos a la primera pregunta, e intentemos contestarla en palabras del propio O´Connor: ¿Es posible el Capitalismo sostenible? “la respuesta breve es no, y la larga es probablemente no...porque el capitalismo tiende a la autodestrucción y a la crisis; la economía mundial crea una mayor cantidad de hambrientos, pobres y miserables...y como quiera que se defina la sostenibilidad, la naturaleza está siendo atacada en todas partes”.

¿Por qué no se aborda desde una perspectiva amplia esta cuestión? ¿Por qué siendo la peor crisis que se haya conocido jamás, las recetas que se ponen sobre la mesa son tremendamente previsibles o improvisadas?

Bueno, quizás estamos subestimando la capacidad de adaptación de un sistema que, como el capitalismo, ha sabido dirimir, absorber y concluir sus propias contradicciones desde que comenzara su andadura. Y puede que la acción de nuestros gobiernos sea la que es precisamente por eso.

Abordemos ahora la segunda cuestión, ya que el serpenteante carácter del sistema económico que conocemos parece inextinguible y es altamente adaptable, y si no existen las mismas condiciones naturales, ¿a qué recurrirá el capitalismo para salir de la crisis? Cerremos un círculo: el capitalismo ‘renacido’ nos venderá esta vez, nos está vendiendo de hecho, las soluciones para hacer más sostenible nuestro mundo.

Sí, hemos entendido bien: el mismo sistema que se ha encargado de esquilmar y humanizar (desfigurar) la naturaleza, el sistema que con su dependencia casi enfermiza de los combustibles fósiles ha acercado el calentamiento global y el cambio climático, llama ahora a nuestra puerta, vestido de verde, para proporcionarnos la solución a todos los problemas que nuestra sociedad mantiene con el entorno, de camino, se asegura una importante participación en los recursos públicos que se pongan en circulación para activar la economía. ¿Sorprendente? No. El capitalismo necesita de crisis para seguir vivo, y esta crisis está en crisis porque ya ha dado sus réditos

Quizás este capitalismo no pueda ser sostenible, ciertamente, pero el que viene, el ‘capitalismo vestido de verde’, tampoco lo será si alguien no asegura que lo sea: no será sostenible sin un planificación amplia, socialmente convenida y ambientalmente viable, por parte de los gobiernos de todo el mundo; y tampoco lo será sin la intervención de los mismos en la toma de decisiones económicas, desarrollando normas aplicables que lo limiten y creando las herramientas necesarias para controlar esa actividad.

La última cuestión: ¿cuántos grandes debates sociales esenciales se están dejando de tratar por esta crisis?. Género, territorialidad, inmigración… Para este capitalismo el debate es un ‘recurso de producción’ tan sólo útil para preparar el terreno de la opinión pública (Garoña). Así que…habrá que esperar.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Los pasos perdidos 1. Ted Kennedy también murió en Dublín

Mucho más que un senador demócrata norteamericano, "no el mejor" según alguno de sus colegas republicanos, Kennedy representa como nadie los sueños y esperanzas, pero también los logros, de toda la estirpe de irlandeses que ayudaron a construir Estados Unidos.
Además, esa historia y apellidos idolatrados en la pequeña isla de Eyre, como escribía Bárbara Celis en la edidición del 26 de agosto de El País, es "Historia, idealismo, carisma, tragedia y leyenda" fundidos en un solo apellido, y cierto es que con su muerte se produce "el cierre simbólico de una era".
Pero estamos en Dublín, y la fría mañana en que los periódicos amanecen con la noticia trae ráfagas de viento que helarían el corazón si no lo tuvieran ya helado la mayoría de los irlandeses: desde el día anterior escuchan la radio, están pegados al televisor, rememoran sus recuerdos justo al lado de los recuerdos sobre los Kennedy, sobre los propios cambios en el mundo y sobre sus propios procesos como nación, como el proceso de paz en el Ulster o el despegue económico de Iranda.
Son ámbitos de un mismo sentir: el sentir del pueblo irlandés, que de algún modo va mucho más allá de la nacionalidad que ostenten sus descendientes.
Y esto ocurre porque Kennedy, este Kennedy y el resto de los Kennedy que fueron antes que él, además de su propia historia política doméstica, también representa la lucha por unas convicciones de libertad y un compromiso con el proceso de paz angloirlandés que le acarrearon no pocas críticas en los años 70. Un compromiso por la causa irlandesa que nadie olvida a este lado del Atlántico.
Sus opiniones sobre el conflicto, apostando, como recordaba machaconamente BBC Radio durante todo el día de su muerte, porque el Ulster fuera 'desocupado' e incorporado a la Irlanda unida de Eyre, se consideraron injerencias en la política exterior norteamericana que desde los sectores más conservadores 'dinamitaban' la tradicional entente cordiale entre ambas naciones. Por eso este país llora la muerte de Ted Kennedy como la de un héroe propio.
También se opuso tajantemente a la guerra de Vietnam o a la invasión de Irak, y por eso y por sus luchas sociales, es admirado por gran parte de la clase política mundial. De la clase política progresista claro está. Al fin y al cabo su labor como congresista quizás haya conseguido más por esa forma de entender la política que otras trayectorias familiares.
Y por último, representa la última gran esperanza colectiva irlandesa, el de la autosuperación, el de la fuerza de la voluntad y la posibilidad de que sirvan las segundas oportunidades, las quiméricas huídas hacia adelante, los nuevos horizontes que aguardan en otras tierras. Porque eso es Irlanda, una isla de esperanzas que siempre hasta hace bien poco sintió la pobreza como un estigma.
El pertenecer a la misma estirpe que consiguió la presidencia de la nación más poderosa del mundo, siendo descendiente de irlandeses, siendo católicos, siendo demócratas, es la encarnación misma de esas esperanzas. Por eso su estirpe es una estirpe compartida, la de todo el pueblo irlandés. Poder llegar a ser lo que uno anhela, porder llegar a ser lo que se sueña, que el mañana sea algo mejor que el duro presente.
Así que el que puede que sea el pueblo más jovial de los del norte llora en cada calle, en cada pub, a cada cerveza, la muerte del rubicundo y excelso orador Ted Kennedy, porque además, supone el fin de toda una época en la que la épica de todo un pueblo se diluye dando paso a la normalidad de sus relaciones con otros países y con ellos mismos, en su condición inviolable de irlandeses.

Claudio Magris alerta del éxito de la "política pop"

El intelectual italiano señala que Zapatero se ha contagiado de esta tendencia

PÚBLICO - PAULA CORROTO - MADRID - 15/09/2009 00:10

Cuando interesan más los escarceos sexuales del primer ministro italiano que los problemas reales de la ciudadanía, y cuando los políticos conocen mejor el mundo del marketing que los conceptos que rigen a las polis, algo falla.

El pensador Claudio Magris, que acudió ayer a Madrid para ofrecer una conferencia sobre las Fronteras de la Identidad en Caixaforum, definió como "política pop" esta tendencia actual entre la clase política occidental "a que la imagen se haya convertido en un fin en sí mismo". Y, precisándola como una especie de isla de los famosos, alertó de sus consecuencias, ya que "le resta todo valor a las elecciones y ya parece que da igual que salga elegido José María Aznar que Felipe González".

En este sentido, Magris señaló que su país, Italia, está a la vanguardia porque el primer ministro, Silvio Berlusconi, se dio cuenta antes que sus adversarios políticos de que el mundo había sufrido una enorme transformación social. "Él vio que ya no existía ni la burguesía ni el proletariado y que habían caído todos los valores. Nuestro error fue no verlo antes", apuntó el intelectual.

Magris no quiso comparar a José Luis Rodríguez Zapatero con su homólogo italiano, pero sí dejó entrever que "en España también se está dando esta tendencia. El Gobierno socialista debe cuidar su imagen, pero creo que al principio era más coherente y riguroso, y ahora se ha contagiado de los desmanes de la política pop. No puede haber esa confusión" entre la imagen y los valores.

Con respecto a las fronteras, el premio Príncipe de Asturias apuntó a la caída de las delimitaciones tradicionales y el surgimiento de las fronteras invisibles. "Por eso hay un auge de los nacionalismos, ya que hay mayor miedo a la pérdida de la identidad nacional", zanjó.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Cerca de todo

Ya estoy cerca. En estas cuatro semanas he pasado por Irlanda, Lituania, Letonia, Uzbekistán, Alemania y Polonia, y ya queda nada para pisar suelo andaluz. Y aunque los pasos pesen, cada día pesa más, como reza la canción. Pretendo ir publicando mis impresiones sobre las cosas que he vivido (la muerte del último gran Kennedy en Irlanda fue una conmoción nacional), que he visto (y olido, y saboreado, y escuchado...Tashkent es altamente recomendable para que la combulsa historia del siglo XX se te meta entre los huesos), y he sentido (porque aún me sigue sorprendiendo la calidez de las gentes del norte). Llamaré a esa serie de escritos (no son nada y son casi de todo) 'Los pasos perdidos', aunque precisamente describan impresiones de pasos que sirven para encontrarse a uno mismo. Pero eso será a partir del próximo martes, que ahora estoy cansado y debo disfrutar de los míos ya cerca de todo.

Un saludo

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Operación Pandemia

Tras las necesarias reservas propias de mi profesión y de mi propia persona, me atrevo a recomendaros que veáis esta pieza documental. Las cifras cuadran y coinciden con los documentos citados.

http://www.youtube.com/watch?v=gKwk8Kq8QXA

martes, 8 de septiembre de 2009

Poema de ella (quien quiera que seas)

Hay cosas en el aire;
corrientes;
hacen que este sea el sitio en el que quiero estar.
Todo se vende. Todos corren.
Como los 100 vestidos que nunca pagaste
o la posibilidad de ser el rey de algo, que nunca fue cierta.
El rey de algo por una vez en tu vida. Qué pasada.
Getting Drunk
El tiempo lo vende todo.
Abarata las cosas.
Luego a nosotros mismos.
Echo de menos su cuerpo y su calor se encarece por momentos.
Puedes oir el paso? Puedes oir el lento caminar?
No se oye; oimos otras cosas:
la estúpida extravagancia de la juventud,
el ruido de las mismas monedas siempre metidas en el mismo bolsillo,
el estrépito de las noches en vela, buscando corazones
siguiendo corazonadas...y cosas así.
Pero el murmullo de la decadencia se hace mudo.
Nunca oimos su paso. Un día y otro no suman dos.
De modo que tengo 80, o quizás 95...
el coso de mi anunciamiento está frente a mí
y mis huesos encallecen al abrigo de malas baladas
Has oído algo acerca del tiempo?
Caminar sobre su superficie,
ser el rey de algo, y cosas así.
Ella me hace permanecer. Aún. Contemplar.
Estoy borracho y enamorado, o porque estoy lo uno estoy lo otro.