viernes, 25 de septiembre de 2009

Cuestiones abiertas sobre las elecciones del próximo domingo en Alemania


Las elecciones regionales en Sarre, Turingia y Sajonia dejaron en evidencia, a menos de un mes de las elecciones generales, que la CDU de Angela Merkel tiene difícil conseguir la mayoría absoluta, mientras que la izquierdista Die Linke experimentó un crecimiento sostenido.


El domingo se acabará en Alemania el aburrimiento que ha dominado la campaña electoral: es hora de votar. La reelección de la canciller Angela Merkel no corre peligro, a la sazón presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), , sus estrategas, y ella misma, han anunciado sus preferencias por consumar un pacto de gobierno con el Partido Liberal Democrático de Alemania, el FDP.


Pero en su sede, la casa Konrad-Adenauer de Berlín, la CDU tiene que barajar la ineludible posibilidad del tripartito, porque será la forma más estable de gobernar tanto a nivel federal como también en los estados federales en los que ha perdido fuelle. Ésta es la principal conclusión que hay que sacar de los comicios regionales, además del espectacular y esclarecedor ascenso de la izquierda de Die Linke.


En tres de los 16 länder tuvieron lugar elecciones regionales que confirman a grandes rasgos lo que los sondeos auguran para el 27-S: la CDU se sitúa por encima del 30 por ciento, más equis, y su principal rival, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) por debajo de los 30 puntos, menos equis.


Además a nivel regional el SPD ha dejado de ser un partido de masas y se está convirtiendo en una fuerza política que se mueve entre el 10 y 25 por ciento, algo que no es descartable a nivel estatal. A su alrededor se sitúan el FDP, los Verdes y el socialista Die Linke (La Izquierda).


Estos tres últimos son las fuerzas que según los resultados del domingo pueden decidir la composición del ejecutivo en última instancia.


El SPD tiene el dilema de que ya no puede ofrecer ninguna alternativa programática y que sólo puede actuar de forma táctica. No puede atacar a Merkel, porque más del 60% de los alemanes la quiere como jefa de Gobierno, mientras que Steinmeier llega sólo al 24%, lo cual abre mucho más la posibilidad de sorpresas inesperadas.


Entonces al SPD le queda el ataque al FDP para quitarle los votos necesarios para un bipartito esperando que la CDU vuelva a repetir la actual coalición. A su vez el partido de Steinmeier pierde credibilidad por su indefinición frente a Die Linke. En Turingia el partido socialista es la segunda fuerza con el 27% de los votos. Junto con los 15 puntos del SPD podría acabar con el ejecutivo de la CDU. Pero el SPD pretende aún poner al ministropresidente.


La CDU sigue el camino del SPD pero a un ritmo más lento: hace diez años reunía el 58% de los votos en Sajonia, ahora son sólo 41 puntos. En el País de Sarre y en Turingia, los democristianos perdieron el 13 y el 12 por ciento, quedándose en 35 y en 31 puntos, respectivamente.


La CDU intentará formar una coalición con los socialdemócratas o un tripartito con el FDP y los Verdes. Estos últimos están en la muy cómoda situación de que pueden venderse al mejor postor. No les resultará difícil porque los ecologistas ya no disponen de ningún principio político que les podría obstaculizar la colaboración con la derecha desde que los pacifistas dejaron de serlo al llevar a Alemania a la guerra en Yugoslavia y Afganistán.


En el País de Sarre decidirán si la CDU continuará gobernando pero con la ayuda del FDP y la de ellos o si entregan el bastón de mando al SPD y al Linke.


En Saarbrücken los socialistas de Die Linke protagonizaron un insólito avance de 18 puntos, situándose en el 21% y a sólo cuatro puntos-o dos escaños- del SPD. El éxito se debe exclusivamente a la popularidad de su candidato Oskar Lafontaine y a la idiosincrasia del País de Sarre.


En Renania Die Linke se quedó en cuatro puntos y los buenos resultados en los dos estados del Este alemán son fruto de su arraigo que data de los tiempos cuando su partido antecesor era mayoritario en la República Democrática Alemana (RDA, 1949-90).


A nivel nacional Die Linke se mueve al rededor del 11%. Puede aprovecharse de la debilidad e indefinición del SPD por un lado y por el otro de su capacidad de absorber a grupos a su izquierda para integrarlos en el actual sistema político y económico.


Un domingo apasionante electoralmente, aunque el partido se juegue en centroeuropa.

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