martes, 8 de enero de 2013

Con el debido respeto (artículo de Ruth Toledano sobre la generación de la Transición)

Con motivo del 75 cumpleaños de Juan Carlos de Borbón, la televisión pública española trató, supuestamente, de agasajar al monarca con un programa panegírico que falló de forma estrepitosa (ya se sabe que, con frecuencia, los sonidos del silencio son más estruendosos que los de la algarabía; se sabe que el volumen de la nada suele ser más evidente que el de cualquier contenido). No extraña que la intentona fuera fallida, pues es lo que pasa cuando lo que se hace persigue un objetivo distinto al anunciado: no era una fiesta de cumpleaños, sino el aprovechar, a la desesperada, la circunstancia del aniversario para generar unos réditos ya imposibles: la defensa a ultranza de la Corona, su inútil acercamiento a un pueblo que nunca la quiso o ya no la quiere, no se la cree.





domingo, 6 de enero de 2013

No ser rehenes de la unidad (una reflexión sobre la X Asamblea de IU)




Contexto: polígono post-industrial con naves vacías y vallas en blanco: muestra la decadencia de nuestro sistema económico; mastodóntico hotel venido a menos, lleno de antigüedades kitsch de difícil gusto (y no me refiero a ninguno de los dirigentes de IU… ¿o sí?): el signo más beligerante contra nuestra propia esencia: ¿qué diablos hacemos allí, a 18 años luz de los foros de la izquierda social y justo unos días antes del fin del mundo (convencido de que la profecía maya se refería a Aguirre y la furia del dios dinero)?

Una lista unitaria no es usual en Izquierda Unida. Votar por amplia mayoría el balance de gestión y que el nuevo coordinador sea aprobado por unanimidad del nuevo Consejo tampoco lo ha sido. En cambio todos los que estuvimos allí, en esa votación, ratificamos esa unanimidad.

Ahora bien, esa unanimidad alcanzada no debe ni puede ser una carta en blanco: el actual Coordinador tiene uno de los mayores consensos internos de la historia de IU, fruto de la generosidad de todos los partidos y corrientes y de la amabilidad de todos los militantes. Esa unanimidad no es condicional, pero se otorga para algo: para ver resultados de integración y amplitud, en lo interno, y también en nuestra relación con la sociedad un mayor calado en nuestras propuestas.

Como militantes es nuestro deber exigir un buen rumbo; como votantes es nuestro deseo que IU, con Cayo al frente pero todos y todas los demás detrás, concrete la propuesta de cambio y crezca, crezca hasta ser alternativa real

Que se proclame que IU es la Syriza española ahora parece dejar bastante claro que, independientemente de que lo sea o no, se asume que antes no lo era, no lo fue; de lo cuál no nos cabe la menor duda: los procesos de integración de la izquierda social dentro-en-con-junto a IU, no han sido suficientes ni suficientemente sinceros en los últimos tiempos (¿recordáis esa Refundación perdida? Todavía hubo despistados en la anterior Asamblea andaluza que defendían ese proceso de cartón piedra como éxito); y la prueba de que no somos la Syriza española también es el diferente grado de apoyo electoral tenido en ambos países, con escaso margen de tiempo entre las dos convocatorias electorales nacionales.

Que se asuma que ahora lo es, desde un punto de vista conciliador (somos optimistas), supone que se tiene claro que se debe tender hacia una Syriza española y que tenemos los mimbres y la convicción para concitarla; desde un punto de vista más pueril, supondría que se da por hallada, definida y aún que ya somos esa misma Syriza que proclamamos, lo cuál será el primer paso para, ufanos, no buscarla de veras. Esperemos lo contrario, esperemos lo primero.

Lo que vengo a decir con todo esto es que esas unanimidad y unidad se otorgan para que el trabajo diario vaya demostrando todo lo que nos hemos esforzado que recojan los documentos, y aún se vaya más allá (aportaciones esenciales de Izquierda Abierta en pos de las listas abiertas y procesos democráticos internos no fueron asumidas), y por fin se cree el verdadero Frente Amplio que desde IAb ofrecemos como modelo y como vía para transformar esta sociedad.

Lo que hicimos allí, más allá del debate político, algo intensos y farragosos en ocasiones (algún tic autoritario sería bueno que revisara más de uno), lo que hicimos digo, es ser y estar, “rehenes de la unidad” y sufriendo un extraño y placentero Síndrome de Estocolmo, para que IU sepa ser alternativa, para dar una oportunidad. Muchos lo entendemos así.

Ok; todo salió bien, ahora a ver resultados de integración, de trabajo transversal, de creación política concreta, de movilización social, de compromiso y trabajo institucional también. Ahora a trabajar bien y a sacar el 20-25% de respaldo electoral en las próximas elecciones; ahora a transformar de una vez esta sociedad convertida en jungla; ahora a fijarnos de verdad los objetivos comunes que compartimos millones de votantes españoles: desterrar las políticas de derechas del PP y del actual PSOE.

*El dirigente de IU que no entienda el sentido de este artículo no entiende el sentir de gran parte de nuestra militancia.