martes, 23 de agosto de 2011

Día 86. Algo más sobre el golpe al estado social por parte de PSOE y PP

Día 86. Algo más sobre el golpe al estado social por parte de las 'necesidades del mercado'. Claves y preguntas.

La Constitución, ese documento que rige nuestra convivencia; que es tan difícil de modificar, según los grandes partidos, porque su naturaleza consensuada lo hace difícilmente violable, lo hace prácticamente imperecedero; ese documento que explicita que somos una democracia, que disfrutamos de derechos y debemos cumplir deberes, que cabemos todos en este Estado; la Constitución, ese documento que nos define como estado social de derecho (social y de derecho).

Se me ocurren mil preguntas, ¿Por qué no modificamos la Constitución para poner límites de gasto social, es decir, que exista un mínimo invertido estatalmente, públicamente, en educación, prestaciones, sanidad? ¿Por qué no modificamos la Constitución e imposibilitamos subvencionar, ayudar o promover ninguna confesionalidad? ¿Por qué no impedimos que los imputados vayan en listas electorales? ¿Por qué no aseguramos constitucionalmente que la participación de los ingresos por tributos sea proporcional a los ingresos? ¿Por qué no limitamos el gasto militar? ¿Por qué no aseguramos constitucionalmente que nuestro techo de gasto sea comparable al del Estado del Bienestar más avanzado socialmente de nuestro entorno (Suecia, Noruega, Finlandia, Alemania...)? ¿Por qué no hablamos de república o monarquía?





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Día 85. Que no reformen la Constitución Merkel y Sarkozy, yo quiero votar¡¡¡ FIRMA

Sólo pienso en esos cientos de miles de socialdemócratas que aún existen militando, votando, simpatizando o confraternizando con el PSOE. En los otros 3 o 4 millones de españoles de izquierdas también. No se debe reformar la Constitución para que nuestro sistema pase de un susodicho Estado Social a otro absolutamente neoliberal sin nuestra participación.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Día 79. El desfile de las niñas que no quieren ser madres

Niñas madre, del artista plástico Justo A. Sanz


Existen diversos tipos de desfiles. Desfiles de moda. Desfiles militares. Desfiles eclesiásticos, del que España vive una manifestación ejemplar durante estos días. El desfile de personajes de las obras de teatro o de cine. Incluso el desfile de vanidades, que tan comentado es en muchos de nuestros medios de comunicación, de determinados saraos, actos sociales, eventos. Existen desfiles macabros y crueles, como el de condenados: la cuerda de presos, rehénes pasando frente a la cámara, los famélicos desfiles de prisioneros de guerra, los inquisidores mostrando a los malos cristianos, a las brujas, a los 'hombres gato'...

Todos quieren poner de manifiesto, públicamente, cualquier hecho glorioso de los propios, demostraciones de fuerza y auto-convencimiento, singularidades y exclusividad del 'nosotros'; o cualquier deshonra, cobardía, cualquier falta de los ajenos, de los enemigos, de los 'otros'; a veces, ambas cosas a la vez.

Yo asisto desde hace meses, perplejo, a un desfile diferente. Silencioso, traumático, personal, aunque igual de evidente, para la estadística y para mi. Día tras día, incesantemente, mañanas y tardes, sábados incluidos, miles de niñas-madre, o madres jóvenes, o madres solteras, o madres migrantes.... miles de mujeres que no quieren ser madres, desfilan frente a mi puerta por una de las pocas clínicas que legalmente interrumpen el embarazo en Andalucía. Proceden de toda Andalucía Occidental, pero a veces también aparcan coches desde Málaga, Jaén, Portugal o Badajoz.

Con sus parejas, familias, amigas, otras veces solas, el goteo es continuo, diario, y siempre, e invariablemente, guarda el mismo protocolo: entran lentos, temerosos, salen todos, menos ellas, los que esperan empiezan a fumar o a charlar, inquietos, caminan de lado a lado de la acera, empiezan a hablar por el móvil; están nerviosos. Salen porque necesitan 'tomar el aire', incluso en épocas en las que como ahora, con 40 grados a la sombra, es difícil respirar nada parecido al aire. Los chicos salen cabizbajos, pensativos, supongo que haciendo propósito de enmienda. Las chicas acompañantes igual, comentan entre ellas, cabecean de izquierda a derecha...'hay que ver las cosas que pasan'. Las madres se paran, absortas, abstraídas, frente a la puerta, cruzando los brazos, fumando, pensando, una mano en la frente.

Finalmente sale. El tiempo varía, porque varía la intervención y el estado en el que se encuentran tras ella. Las reacciones son múltiples: desde chicas verdaderamente afectadas y que se echan en brazos de aquellos que las esperan, hasta mujeres enteras y aparentemente seguras que hacen rápido ademán para marcharse de allí, sin querer muestras de afecto y para poder pasar página lo antes posible. Impacientes sería la palabra. Impacientes por borrar, por pasar, por empezar de nuevo.

Detrás de la estadística existen personas, realidades con circunstancias que no tenemos ni tú, ni yo, ni el médico de la clínica, ni Rouco Varela, ni nadie excepto ellas. Quizás algunos se olviden de esto al opinar tan alegremente sobre la actitud de estas chicas.

Ante este desfile, patético, el resto de desfiles cambia de aspecto y de consecuencias emocionales para mi. El militar me parece, digamos que, peculiar, exótico incluso, pero aún más triste por lo que encierra: ¿qué diablos muestran al mundo? Su capacidad de matar. El de vanidades me parece frívolo, preocupante, ejemplificante quizás, porque es síntoma de la tremenda insustancialidad de la sociedad que hemos creado. El religioso me parece un espectáculo, algo cínico, sobre nuestras propias necesidades y miedos espirituales: ¿qué diablos muestran al mundo? Que Dios sigue existiendo dentro de nosotros, paradójicamente tienen la necesidad de mostrarles al mundo entero la existencia de Dios.

Los desfiles de los 'perdedores' de la historia, de las víctimas, me hablan acerca de la indignidad de las sociedades en las que a veces Dios, y lo militar, y la vanidad, han campado a sus anchas durante décadas, siglos e incluso milenios.

Fuera de consideraciones morales o religiosas, pasar el trance que pasan las chicas de mi desfile no es ningún caramelo. Fuera de consideraciones morales o religiosas, el único gesto común que les veo, día a día, es cierto e irrefrenable alivio. Fuera de consideraciones morales o religiosas, el desfile más humano que encuentro, de los que he comparado, es el de chicas que legítimamente no quieren ser madres, aún, ni tener que serlo una vez más. Porque tienen sus razones y porque la ley (de los hombre), esa cosa que para algunos parece no existir pero que emana desde el consenso de todos y todas y para que todos podamos vivir razonablemente bien, en paz y justamente, además de ampararlas, las limita.

Dios sabe, y digo Dios, que este no es un desfile agradable, porque habla de muchos de los errores y carencias de nuestra sociedad. Por eso no haré un alegato fácil a favor o en contra del aborto, porque me parece absurdo, a día de hoy, contraponer los derechos civiles de ciudadanas reales a otros hechos que se definen, y toman conciencia, 'espiritualmente'.

Pero también por eso mismo Dios sabe, y digo Dios, que no me parece de recibo que el señor Rouco Varela compre y venda almas utilizando argumentos cristianos y el drama personal que viven estas chicas por haber abortado, o dejado de hacerlo. Si os arrepentís, ha dicho, recibiréis el perdón. Lindo. ¿El perdón de quién? ¿De él? ¿De las asociaciones pro-vida? ¿De Dios?

Eso, amigas y amigos, me parece deplorable, y un argumento más para que los cristianos y cristianas de base digan ¡basta ya! a esta clase de juegos emocionales maquiavélicos y artimañas espirituales de carácter medieval. Vendiendo parcelas del cielo se construyó la magnífica Catedral de Chartres. Y otras tantas grandísimas obras del hombre.

Lo peor de todo es que me da la impresión de que el desfile de chicas que no quieren ser madre será infinito, porque incansable es el trasiego de la misma vida; y en cambio, como otras tantas veces, el criterio de la Iglesia Católica Apostólica y Romana variará en algunos decenios, sobre este y sobre otros muchos temas, algunos 'adyacentes': métodos anticonceptivos o castidad por ejemplo.

Utilizar el irreal miedo para infringir irreal temor y conseguir circunstanciales adeptos. Suena chungo, pero es flor de siglos.

martes, 16 de agosto de 2011

Día 78. 'Stop Coddling the Super-Rich', Warren Buffet en el 'New York Times', algo así como "dejad de mimar a los ricos"


OUR leaders have asked for “shared sacrifice.” But when they did the asking, they spared me. I checked with my mega-rich friends to learn what pain they were expecting. They, too, were left untouched.

While the poor and middle class fight for us in Afghanistan, and while most Americans struggle to make ends meet, we mega-rich continue to get our extraordinary tax breaks. Some of us are investment managers who earn billions from our daily labors but are allowed to classify our income as “carried interest,” thereby getting a bargain 15 percent tax rate. Others own stock index futures for 10 minutes and have 60 percent of their gain taxed at 15 percent, as if they’d been long-term investors.

Enlace al artículo de Warren Buffet en el New York Times

lunes, 15 de agosto de 2011

Día 77. Parecidos benévolos. Seven films for a week ;)



Una amiga mía que me quiere bien, MJ, dice que yo me parezco a Benoit Magimel, del cuál ni recordaba el nombre, ni alguna de las memorables pelis en las que participaba, hasta que ella me agasajó con ese parecido (menos que razonable) improbable. Como diría mi hermana, 'Ese tío está mu bien' y a mí no me une nada con él excepto algún antecesor francés que mi familia tiene muy a gala desconocer, y el amor-admiración por Michael Haneke.

La cosa es que, por lo menos en dos obras maestras tremendas de los últimos 20 años, el muy guapo de Benoit participó en su momento, haciéndolo también en otro buen número de interesantísimas pelis en las que deja su impronta. Este actor ha trabajado relativamente poco fuera del cine de su país, Francia, que de los de la Europa continental es, como casi siempre, el que mejor salud parece tener.

Como las consecuencias de las coincidencias nunca terminan a gusto de vagos escribientes, y mis amigos Josek y Sole andan 'alamedeando' por la ciudad de la luz, me he obligado a hilvanar siete sugerencias cinéfilas 'gabachas' para esta semana, en especial dedicadas para MJ, y los recién parisinos adoptados, y perfectamente adaptados, Sole y Josek (recién por las andadas porque de corazón lo son desde hace milenios).

1. 'La haine'. Mathieu Kassovitz rueda esta redonda película estrenada en 1995 y que narra la vida de tres jóvenes ('desheredados de la sociedad' pone en la Wikipedia) de los suburbios de París. Un judío, un árabe y un negro, que intentan salir adelante trapicheando porque 'la sociedad' tampoco les ofrece muchas más alternativas; a mediados de la década de los noventa se cierra esta película, poco tiempo después todos conocemos las revueltas de los suburbios que ocurrieron en París y en otras grandes urbes francesas. Será que el arte posee poderes mentales. En esta interviene el bueno de Benoit.

2. 'Marius et Jeannette'. Robert Guediguian me dejó sin palabras, y con el corazón seco, con esta obra de sencillez y grandezas inconmensurables. 1998 es el año. Un amor que se abre paso en medio de la 'working class' francesa, víctima ya de las consecuencias de la globalización de la precariedad y los trabajos basura. Una Marsella que es como es, embaucadora y mestiza, sureña y portuaria, sencilla y milenaria. Un discurso de 'izquierdas' que no es sólo de izquierdas, sino que es universal y humanista. Y una manera de grabar de vieja escuela francesa con galones. Grande Guediguian.

3. 'Rossetta'. Un año después, el 'realismo social' (no me gusta nada este estúpido y seco sintagma) de los hermanos Dardenne conseguía la Palma de Oro del Festival de Cannes. Se queda corta la descripción de la Wikipedia en esta ocasión, pero da suficientes pistas. Ya os deslumbrarán su cine y este 'pequeño' personaje-contenedor de un corazón y un coraje que no le caben en el pecho llamado Rossetta.

4. 'Ça commence aujourd'hui'. Hay tres, existen tres, sólo tres: Tavernier, Techiné y Chabrol. Por mí, el cielo puede esperar viendo pelis de los 3. No, ya en serio, este retrato de una pequeña escuela en una región económicamente deprimida es toda una oda a la importancia del trabajo de los profesores y a su enorme figura. El cine francés siempre trató bien a sus infancia y adolescencia, desde 'Los 400 golpes' (y aún antes) pero también lo ha hecho siempre de maravilla con respecto a determinadas 'profesiones republicanas'. Los profesores, como paso esencial para crear ciudadanos. Este es un día normal para ellos, sus alumnos, y las circunstancias vitales, emocionales y socioeconómicas de todos ellos; hoy es un día cualquiera, sí, pero también es el día en el que empieza todo. Ya veréis... En fin, Tavernier es un maestro del cine a paso de vida y de los guiones escritos con pulso de sangre. Y yo lo venero por ello.

5. 'Les Roseaux sauvages'. Y vamos allá con otro de los tres: André Techiné creó en 1994 toda una referencia, con 'Los juncos salvajes', para el resto de los humanoides cinefilizados. Esto es pura maestría al evocar el tránsito hacia la madurez de unos amigos adolescentes de provincias: descubrir la sexualidad, el compromiso, los conflictos sociales, las contradicciones propias y ajenas, y toda la excitante travesía que conlleva narradas a través de pura poesía filmada.

6. 'Les invasions barbares'. Con ella Denys Arcand continúa la secuela abierta por 'El declive del imperio americano' que culminaría con 'La edad de la ignorancia'. Producción franco-canadiense, año 2003, ganadora de un montón de cosas y cuyo mayor mérito es DESMONTARNOS. A nosotros y a todos los snobs. Para mí, junto a 'El declive...', por supuesto, me parecen de las más brillantemente ácidas películas sobre esa generación (de la que somos parte en parte según las dos primeras partes) que lleva 35 años básicamente disertando... además de, también ejemplo, de un guión cuasi teatral, profusos en texto, sin desbordar ni aburrir ni desvariar en ningún momento. Magistral.

7. 'La pianiste'. Puff. Cerramos el círculo. Benoit Magimel ganó, (Isabelle Hupert también), el premio a la mejor interpretación en el Festival de Cannes de 2001. Después de 'Funny Games' Michael Haneke tenía complicado reverdecer aquella gloria pero lo hizo con un film en muchos sentidos idéntico a 'Funny...' y en muchos sentidos opuesto por completo. También se hizo con el Gran Premio del Jurado. Es una adaptación que escribe el propio Haneke de la novela con el mismo nombre de Elfriede Jelinek, que fue premio Nobel poco después.

ALLÉ¡¡¡¡ Tous apprécier le cinema¡¡¡