viernes, 26 de diciembre de 2008

Asomaba a paso descubierto, zigzageante, mareando los sentidos escrutadores de mis ojos llorosos...No dormía, no duermo, apenas cinco o seis inquietas horas, así que pensé que aquello era parte de ese sueño que me había faltado, que no recordaba...Sinestesia pura...Así pasaba desde lejos.

Luego de conocerla, desde cerca, fue peor, lloraban los ojos de pura emoción al sentir la invisible presencia de su respiración. De soslayo, en las interminables reuniones, en las copas, en las largas conversaciones por teléfono, ambos, los dos, por fin volvíamos a ser tontos por naturaleza.

A partir de ahora, que es el primer día de mi tercera vida, como la eterna espera por la III República, será más fácil seguir la estela, la inercia del deseo o la tranquila frustración por no conseguir saciarlo...y así siempre, porque las cosas son así, y la vida no tiene luces ni sombras, sino un gris inestablemente modificado por nosotros mismos y nuestros anhelos.

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