viernes, 10 de junio de 2011

Día 11. Recogida.

Están los libros apoyados levemente sobre una maceta que alguien regaló. Están fotos de chicas y amigos; la foto de la chica que ahora mismo es. Están las pilas de documentos esperando morir. Me costaron esfuerzo, ahora se perderán. Mañana vendrán otros y se sentarán en esta silla.

Las vistas de la calle Capitulares. El bar y los amigos. Serán otros días en otro lugar. Y echaré de menos a la gente. Las noticias se amontonan en los periódicos tal y como los periódicos se amontonan en torres... no son torres defensivas, son torres del pasado. Vestigios. Ruinas. Anales. Los cronistas hablaron y hubo un tiempo en que debimos escuchar.

En el ambiente sigue oliendo a tabaco. Atiborradas sobre algunas macetas de la terraza, las colillas se amontonan fumadas por el stress y la ilusión. Algunos carteles, posters, algunos vínculos con Sevilla desde las paredes de Córdoba. Cuatro años - más cinco años, casi diez años de trenes, personas, momentos... Sigo enamorado de esta ciudad como sigo enamorado de cómo pasa el tiempo entre sus calles y de cómo se oyen tus propios pasos al andar la noche por San Agustín, San Pedro o la Corredera. Y echaré de menos las columnas de Claudio Marcelo. No era ningún mal espectáculo para enmarcar cada día.

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